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Cultura de la competitividad

En época de retos, las principales mineras brasileñas apuestan en la mejora de los procesos y las tecnologías avanzadas para aumentar la productividad de sus operaciones

Al igual que en otros ámbitos productivos de la economía nacional, las palabras más pronunciadas en el segmento minero de hoy son cautela, planificación y, principalmente, creación de alternativas para superar el conturbado momento del país.

Y realmente no podría ser diferente con el fin del ciclo de las commodities. Datos del Instituto Brasileiro de Mineração (Ibram) revelan una caída significativa en el valor de la producción minera brasileña. En 2011, en el apogeo del avance de la producción, la cantidad llegaba a 53 mil millones de dólares, ahora, para este año se estima 38 mil millones de dólares, dos mil millones menos que el registrado en 2014.

Esto sin hablar del sector de áridos, como la arena y la grava, que responden a las demandas significativas de la sociedad, especialmente en la construcción de casas y edificios, pero también en las industrias de saneamiento, construcción de carreteras y modales de transporte. Y, con la desaceleración prevista en la construcción civil de un 5,5%, los resultados del segmento de áridos serán igualmente afectados en 2015.

Por supuesto, los problemas en el sector son preocupantes para el país, un importante player global de commodities minerales y esta actividad es uno de sus pilares de su sustentación económica. De acuerdo con Ibram, en los últimos diez años el sector minero y de concentrados fue responsable de la agregación de 232 mil millones de dólares al conjunto de las reservas de divisas brasileñas.

Las inversiones en el sector minero también son significativas, incluyendo la atracción de los mayores aportes privados realizados en el país. Según el último cálculo realizado por el instituto, las inversiones en el período de 2014 a 2018 serán de 53,6 mil millones de dólares, los estados de Minas Gerais y Pará concentrarán los mayores porcentajes, con un 41,8% y 21,93% respectivamente. La previsión contempla el período de cinco años y, en comparación con el escenario actual, parece muy prometedor.

DIFERENCIAL

Es decir, es necesario superar el momento de inestabilidad del mercado y la caída en el precio de las commodities para llegar con fuerza a un escenario más positivo. Para ello, el enfoque de las mineras ya no es el simple aumento de la capacidad extracción para concentrarse en ganancias globales de productividad, junto con la reducción de costos de operación.

Según Galvão Maia, director comercial de Astec do Brasil, el enfoque actual de las empresas mineras realmente es hacer que los activos sean más rentables. “A partir de ahora, creo que habrá un fuerte trabajo de las mineras no tanto para aumentar la producción, pero para producir más con menos costos”, comenta el ejecutivo. “Y esto provocará una demanda de equipos más eficientes.”

El director presidente de Ibram, José Fernando Coura, corrobora que la búsqueda de la innovación debe convertirse en “una de las principales alternativas para una reanudación más fuerte de las actividades de extracción minera en el país”. Tiene la misma opinión, el presidente y CEO de Vale, Murilo Ferreira, enfatiza que las empresas necesitan invertir en automatización y tecnología, pues sin esa inversión la competición futura con otras potencias en la exploración minera, como China y Australia, tiende a ser muy complicada. “Es necesario crear una cultura de competitividad en el país”, predice el ejecutivo. “Entre 2005 a 2011, el comercio exterior creció un 7% y, ahora, estará por debajo de los 2%, es decir, hay menos gente queriendo comprar, esto hará que la competición sea más encarnizada. Por lo tanto, las empresas necesitan estar atentas en relación a la tecnología, como una diferencia categórica.”

Como se puede observar, el reto en relación al desarrollo de la competitividad brasileña es cada vez mayor. Y algunos datos lo demuestran. Según el ranking anual de competitividad del Foro Económico Mundial, el país ha perdido 18 posiciones desde el año pasado, cayendo al lugar 75. De acuerdo con el Informe Global de Competitividad, divulgado en septiembre, factores políticos relacionados a la corrupción y a la propia situación macroeconómica han contribuido al resultado desacreditador.

En la posición actual, Brasil aparece con la menor competitividad entre los BRICS, el otrora festejado grupo de países emergentes formado por China (28ª posición en el ranking), Rusia (45ª), Sudáfrica (49ª) e India (55ª).

Para Ferreira, mientras que Brasil sigue discutiendo hasta el cansancio el nuevo marco regulatorio minero, durante varios años, los principales competidores del país, como China y Australia, realizan reestructuraciones. “Después del colapso de los precios de las commodities, estos países han ajustado los mecanismos, mientras tanto nosotros nos hemos quedado para atrás, pensando que todo se resolverá con el aumento de alícuotas”, afirma. “Hay que entender que trabajamos en un universo de competición, que exige una mayor agilidad en las diversas áreas, por ejemplo, las licencias ambientales.”