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Cruzando el desierto

Incluso con la previsión de contracción de hasta el 15% en el volumen de negocios para este año, los fabricantes de equipos pesados no ven motivos para el desespero en el sector

En varios sectores de la economía, los primeros meses del año han presentado un nivel más bajo de actividad. Para la industria de equipos pesados, se sabe que el inicio de 2015 tuvo una mayor contracción que el año anterior. Ya se esperaba esto, como lo señalaba la última edición del Estudio Sobratema del Mercado Brasileño de Equipos para la Construcción. El dato sobre la contracción, sin embargo, era un dato que aún se desconocía, cuando este reportaje fue escrito.

La realidad es que el mercado sintió el impacto. En el sector minorista, las operaciones vía Finame aprobadas con interés del 4,5% aún podían ser facturadas al inicio del año, esto  alivió un poco la situación. Para las grandes marcas, este comportamiento ha sido prácticamente general, con el apoyo de las operaciones realizadas aún el año pasado. Así, la venta ha sido significativamente menor, pero no de forma tan dramática. “Lo peor se produjo con la venta al por mayor a los concesionarios, abastecidos por stocks aún suficientes para atender al mercado”, revela Gino Raniero Cucchiari, director comercial para América Latina de CNH Industrial, que controla las marcas Case, New Holland, Iveco y FPT. “Es decir, el mercado del cliente fue mejor que el de los concesionarios, ya que el comprador analizó la conveniencia de aprovechar las condiciones financieras y compró, probablemente sin necesitarlo.”

En febrero, el panorama empeoró. El ingreso de pedidos llegó a niveles muy bajos, atenuados por el hecho de que, históricamente, se trata del peor mes del año para los negocios en el sector. Fue lo suficiente para encender las luces de alerta. A pesar de prevista, tal paralización en los negocios fue alimentada por diferentes factores, teniendo por delante la indefinición de la política de financiamientos del BNDES, que frenó el ímpetu del mercado de cerrar negocios en el primer trimestre. También contribuyeron en la caída, la tendencia de aumento de la inflación y el cambio desvalorizado – que producen inestabilidad e imprevisibilidad en las operaciones – y la propia reconfiguración cautelosa del mercado, que viene ajustándose al nuevo escenario  económico. En conjunto, tales aspectos coyunturales provocan preocupación en los players. “Si tenemos en cuenta los efectos del MDA, que no debe repetir las compras de los últimos años, vamos a tener una caída natural del mercado, alrededor del 5% al 6%”, afirma Afrânio Chueire, presidente de Volvo CE. “Por lo tanto, todos, dentro de su planificación, tienen que estar preparados para esto.”

Esto se debe a que las proyecciones para el resto del año siguen la misma tonada, lo que materializa un clima de preocupación en la industria. Y esto, por supuesto, ya se puede observar en las proyecciones de las empresas, que no creen que haya condiciones para una recuperación tan fuerte que pueda producir números mayores que el año anterior. De modo general, algunos de los principales fabricantes de equipos del país apuntan hacia una caída variable entre el 5% y el 15% en el volumen de negocios para las máquinas pesadas (superior a 12 toneladas), con impactos en la producción y en la cadena de proveedores, creando un “desierto” por cruzar sacudido por las tormentas de arena.

“El mayor problema es el aumento constante de los precios, que el mercado no acepta y también no comporta”, señala Cucchiari. “Hasta el momento, aún no hay solución viable, ya no se tienen márgenes y, con la desvalorización, aumenta el costo de producción. Por eso, el reto es la eficacia.”

CAMINOS

Sin embargo, el contexto no ha afectado la confianza de quien – por fuerza de su posición en las organizaciones – necesita proyectar panoramas de largo plazo para las grandes empresas multinacionales, que continúan a apostar sus fichas en Brasil. Al menos por ahora.

Si esto puede servir de consuelo, los múltiples problemas que afectan la industria se han producido de una sola vez, en una sincronía de disonancias, abriendo perspectivas de mejora en el segundo semestre. Además, muchas de las barreras actuales – es bueno decirlo – tiene componentes más políticos que económicos, proporcionando una perspectiva razonable que más temprano o más tarde estos nudos sean debidamente desatados. “No se trata de una cuestión en que los fundamentos de la economía brasileña se encuentra en riesgo, pero si una indefinición en la resolución de los problemas políticos para que podamos retomar el camino”, evalúa el presidente de Volvo CE. “Con esto, la solución de estos temas políticos será importante para desbloquear los programas de concesiones y las PPPs, de modo que salgan del papel, sean reglamentados y permitan que las inversiones en infraestructuras finalmente sean ejecutadas como lo esperamos.”