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Un año difícil para el sector

Ventas en la Línea Amarilla encojen el 12,7% en comparación a 2013, mientras en el total la reducción fue del 6,1%, compensada principalmente por una recuperación en el segmento de camiones carreteros

Tras más un ciclo de retos, la pregunta que uno hace es si 2015 será mejor para el sector de la construcción y, consecuentemente, de equipos para construcción. El nuevo año puede incluso llegar a ser mejor. Eso no es imposible, pues el año empieza repleto de incertidumbres. Sin embargo, el escenario más probable no es de mejora. Por el contrario. La expectativa general de quien fabrica, importa, vende o utiliza equipos de construcción es que en ese año la demanda sea menor que en 2014, año en que la venta de los equipos de la Línea Amarilla sufrió una reducción del 12,7%, mientras las ventas totales cayeron un 6,1%, según el Estudo Sobratema do Mercado Brasileiro de Equipamentos para Construção (Estudio Sobratema del Mercado Brasileño de Equipos para Construcción) 2014-2019, lanzado en noviembre. Para la Línea Amarilla, específicamente, el ano de 2014 propició la segunda mayor reducción anual desde el inicio del Estudio Sobratema, en 2007.

Entre los principales sectores privados que compran equipos de construcción, es decir, empresas de construcción y de alquiler, hay inseguridad cuanto al comportamiento del mercado en 2015. En la última encuesta hecha por Sobratema, el mercado se mostró muy dividido sobre qué esperar para este año. En términos de volumen de negocios, casi la mitad de las 35 empresas encuestadas espera un año igual al de 2014, mientras la otra mitad se divide más o menos igualmente entre optimistas y pesimistas. Hay también una incertidumbre similar sobre la demanda probable para equipos de construcción en 2015, y las empresas se dividen igualmente entre demanda igual, mayor o menor que en 2014.

PARCIALIDAD

¿Eso significaría que el mercado tiene una visión más o menos equilibrada en relación a 2015? Estadísticamente, sí. Pero es importante observar que un mercado dividido igualmente entre empresas que esperan un año mejor, igual o peor no es la misma cosa que un mercado en que todas esperan un año igual. Aritméticamente, el promedio de las opiniones puede ser igual, en las dos situaciones. Sin embargo, el mercado dividido indica un grado mayor de incertidumbre. Sugiere, por lo tanto, mucho más posibilidad de error en cualquier previsión.

En ese punto, algunas advertencias son importantes. Primero, en la cuestión de expectativa de volumen de negocios, la encuesta detectó una nítida parcialidad de porte. Empresas  más grandes – aquí definidas como  aquellas que tienen flota propia con más de 100 equipos de la Línea Amarilla -  estaban más pesimistas cuanto a 2015, mientras el optimismo se concentraba mucho más entre las empresas con flota propia con menos de 100 equipos. Del mismo modo, las empresas más grandes mostraban una parcialidad significativa en el sentido de prever una menor demanda de equipos en 2015, al contrario de las empresas más pequeñas, en las cuales la parcialidad era exactamente el opuesto. Obviamente, si el mercado como un todo se muestra equilibrado entre optimistas y pesimistas – siendo que cada empresa recibe un peso unitario, pero existe una nítida parcialidad de pesimismo entre las más grandes -, tenemos la probabilidad de demanda menor en 2015. Sería más una razón para cautela, frente a cualquier expectativa de crecimiento en este año.

Una segunda reserva es que la más reciente encuesta de Sobratema fue conducida en mediados de octubre, es decir, entre la primera y la segunda vuelta de la elección presidencial. La persona encuestada, por lo tanto, no sabía quién sería el próximo presidente. De la misma manera, este texto fue escrito después de los primeros ajustes económicos hechos tras reelección de la Presidenta Dilma Rousseff, y sea en la tasa Selic, como en precio de los combustibles, pero antes de saber la identidad del próximo ministro de Hacienda o de una indicación más concreta sobre los posibles cambios en la política económica del país.

(DES)CONFIANZA

Para intentar prever el comportamiento del mercado en 2015, el punto de partida necesario es entender lo que, realmente, sucedió durante el año de la Copa, de las elecciones y una reducción significativa en las ventas de la mayoría de los equipos.

Para ello, es conveniente volver un poco en el tiempo. En el último trimestre de 2013, Sobratema cerró su Estudio de Mercado de aquel año y presentó los resultados a evento anual “Tendencias en el Mercado de la Construcción”, en São Paulo.

Aproximadamente, a pasos agigantados el mercado brasileño completaba más un año de ventas muy interesantes. Nuevas fábricas de grandes players internacionales estaban surgiendo, siendo que el resultado del Estudio confirmó el avance: el crecimiento en las ventas en la Línea Amarilla fue del 13,1%. De hecho, aumentaron las ventas de retroexcavadoras, cargadores de ruedas, camiones fuera de carretera, compactadores vibratorios, motoniveladoras y plataformas aéreas. También hubo un crecimiento, aunque menor que el esperado) en las ventas de grúas, guindastes y manipuladores telescópicos, mientras han sido reducidas las ventas de tractores de cadenas, excavadoras hidráulicas y mini-cargadores. En general, el crecimiento en 2013 de todos los tipos de equipos fue del 5,5%, aunque limitado por la reducción en la demanda de camiones carreteros por el sector de construcción. No está mal, sobretodo  en un año en que la economía brasileña logró crecer solamente el 2,3%.

Aunque el crecimiento brasileño de 2014 no haya sido del nivel “chino”, era bien mejor que el insignificante “pibito” del 1% del año anterior. En aquel entonces, también se alimentaron los ánimos por el crecimiento de la economía más fuerte que el previsto. Con eso, las manifestaciones de junio, aparentemente, estaban superadas.

Además, los estadios de la Copa finalmente estaban listos. Y el gobierno prometía, una vez más, despegar las concesiones. Todo eso contribuía para un clima de optimismo cuanto a 2014. En septiembre, en entrevista al periódico “O Globo”, el ministro de Hacienda, Guido Mantega, ya hablaba de “un gran impulso en las inversiones a partir de 2014 que, a propósito, seguirá por lo menos durante una década”.

Sin embargo, ni todos compartían ese optimismo. Cuando los asociados de Sobratema se congregaron en mediados de noviembre, el mercado – según el reporte Focus del Banco Central – ya esperaba un crecimiento en 2014 ligeramente superior al 2,1%. O sea, el mercado ya esperaba una ligera desaceleración.

Fue en ese ambiente que Sobratema anunció su previsión para el mercado en 2014: una reducción del 3,3$ en la Línea Amarilla, pero con crecimiento de los otros equipos, para un resultado final de crecimiento del 1,8%. No era exactamente lo que las empresas querían oír, pero como el Estudio Sobratema esencialmente refleja la visión agregada de las empresas, eso no fue una sorpresa absoluta.

A partir de noviembre, los ánimos en el sector empeoraron. Hubo una reducción más o menos constante en la expectativa del mercado cuanto al crecimiento de la economía en el año. Fue reducida para el 2% en enero, hubo una estabilización poco superior al 1,5% hasta mediados el año y, tras la Copa, llegó casi en caída libre. En octubre de 2014, llegó al nivel abismático del 0,24%. Si alguien insistir que así mismo, el índice se mantuvo positivo, vale recordar que Brasil cuenta con crecimiento poblacional del 0,9% al año. Debajo de eso, por lo tanto señaliza una caída en el PIB per capita.

CONCESIONES

¿Por qué la confianza cayó tanto a lo largo de 2014? Fueron varias las razones. Una de las principales fue la incapacidad del gobierno en despegar las concesiones en la manera y con la velocidad prometidas. En enero de 2014, el economista y exministro Antônio Delfim Netto aun declaraba, en entrevista al periódico “O Estado de S. Paulo”, que “Brasil debe crecer en 2014 poco más que en 2013”. Para justificar dicho optimismo, él mencionó, entre otras cosas, “una comprensión del  gobierno de que es necesario transferir hacia el sector privado las obras de infraestructura en forma de PPP (Asociación entre el poder público y empresas privadas) o concesión”.

Pero, infelizmente, dicha “comprensión” no fue traducida en acción. Hubo, eso sí, algún avance en el área de carreteras. Tras firmar un contrato de concesión en 2013, para la BR-050, en Goiás y Minas Gerais, fueron firmados más  cinco en 2014, con inversiones previstas que totalizaron R$ 29,7 mil millones a lo largo de varios años. Pero otras concesiones prometidas, se quedaran en el proceso de “elaboración de estudios”. En las concesiones de ferrocarriles, que serán potencialmente grandes demandantes de servicios de construcción y, consecuentemente, de equipos, nada salió del papel. Todas fueron transferidas para 23015, en la menor de las hipótesis.

El problema de las concesiones de ferrocarriles es complejo, pero puede ser resumido en la siguiente cuestión: ¿Cómo estructurar un contrato de largo plazo que garantiza retorno adecuado al inversionista, en una actividad en que la tarifa económica y social más viable difícilmente cubrirá el costo real, contando capital, interés, operaciones, etc.?