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Solución ecológica

País genera 84 millones de m3 de residuos de construcción por año que podrían ser utilizados en diversas aplicaciones, debido a la inexistencia de legislación que incentive su reaprovechamiento

El reciclaje es un camino irreversible. Los recursos naturales son finitos y saber reutilizarlos es una forma civilizada de conservar el planeta y su biodiversidad para garantizar la calidad de vida para las futuras generaciones. En el sector de la construcción, principalmente, la actividad ofrece ventajas ambientales, sociales y económicas, ya sea para ahorrar la extracción de minerales, la eliminación de la vegetación y las fuentes de generación de energía, como al estimular la actividad económica con el uso de los residuos en, por ejemplo, base y sub-base de rellenos, artefactos de hormigón, pavimentación y fabricación de bloques de sellado, entre otras aplicaciones.

Hace algunos años, investigadores del Instituto de Química de Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ) publicaron el Panorama de los Residuos de Construcción y Demolición, un documento que destaca los diversos beneficios que el reciclaje en la construcción civil puede generar, desde la reducción en el consumo de materias primas e insumos energéticos, hasta la reducción de áreas necesarias para relleno y el aumento de la vida útil de los equipos en operación.

De hecho, son ventajas atractivas, teniendo en cuenta que la construcción civil es una gran consumidora de recursos naturales e involucra procesos industriales que pueden ser dañinos para el medio ambiente. Según Luiz Henrique Ferreira, director de Inovatech, los sistemas constructivos consumen nada menos que el 45% de toda la energía y el 50% de todos los recursos naturales producidos en el planeta. Al consumir en gran escala, se genera una cantidad aún mayor en la otra punta, si se tienen en cuenta las etapas constructivas y las demoliciones. “El escombro generado en la demolición de una de 10.000 m2, si es reaprovechado en el propio lugar, incidirá en un ahorro de cerca de R$ 91.000”, calcula Ferreira, explicando que este es el principio de la llamada “construcción sostenible”.

GESTIÓN

Para el presidente de Associação Brasileira para Reciclagem de Resíduos da Construção Civil e Demolição (Abrecon), Hewerton Bartoli, todos los residuos generados en una obra se pueden reciclar. Para ello, es esencial la elaboración del Plan de Gestión de Residuos de Construcción Civil (PGRCC) para que obra, medio ambiente, sociedad y toda la cadena económica involucrada sean atendidas. “La gestión de residuos de construcción y demolición (RCD) requiere un sistema correcto de almacenamiento, equipo competente para manipularlo, equipos adecuados, identificación de transportadores y destinatarios, incluyendo áreas de transbordo y selección, rellenos y plantas de reciclaje debidamente licenciados por la gestión pública y órganos ambientales”, añade el especialista.

Según él, del 50% al 70% de los RCD generados en una obra son clasificados como categoría A, es decir, proviene de mampostería, hormigón y suelos. Además, la resolución Conama 307/2002 define los residuos de categoría B (que incluyen reciclables como papel, plástico, madera, vidrio y yeso), los de categoría C (no reciclables) y los de categoría D (peligrosos). En el sitio de obras, por lo general, se instalan compartimientos para separar y clasificar cada tipo de residuo generado, mientras que el personal debe ser capacitado para realizar la selección, acondicionar y transportar estos residuos de forma adecuada.

La resolución del Conama también proporciona directrices y procedimientos sobre manejo, transporte y destinación del RCD. “Con base en este dispositivo, la cadena de la construcción civil se organiza para cumplir las exigencias, un proceso que aún debe ser adaptado”, explica el presidente de Abrecon. “La creación de la Política Nacional de Residuos Sólidos (PNRS) en 2010 motivó una aceleración en la creación de estructuras, un avance en la creación de planes municipales y el surgimiento de empresas especializadas en reciclaje.”

MALESTAR

Algunos datos lo demuestran. La Encuesta Sectorial 2014/2015 de Abrecon reveló que el sector de reciclaje de RCD en Brasil está constituido por 310 plantas, clasificadas en pequeñas y medianas empresas que, juntas, movieron cerca de R$ 391 millones en 2014. Aproximadamente 64% de las plantas facturan hasta R$ 100.000 por mes.

De acuerdo con Levi Torres, coordinador de Abrecon, Brasil genera anualmente 84 millones de m3 de RCD. En 2014, las 310 centrales del país reciclaron cerca de 17 millones de m3. El restante prosiguió a rellenos sanitarios o tuvieron otro destino. “La capacidad nominal de producción de las centrales es 38 millones de m3 por año, pero el sector tiene plenas condiciones de duplicar esta cantidad”, apuesta Levi, comentando aún sobre el cambio ocurrido en el sector. “El sector de reciclaje de RCD ha crecido mucho en el 2010 al 2014. Hoy, el 84% de las centrales brasileñas son privadas y, en el 2002, cerca del 80% pertenecían al poder público. Así, la Resolución Conama 307 fue un marco en este sector, incentivando a las empresas a invertir en esta área.”