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«No se hace ingeniería sin proyecto y planificación»

PERFIL

Aluizio de Barros Fagundes

El Ing. Civil Aluizio de Barros Fagundes, presidente del Instituto de Ingeniería, opina que los problemas educativos brasileños, que actualmente se reflejan en la escasez de ingenieros y de otros profesionales especializados en el mercado, deben ser analizados en el contexto de un país que «rescató la democracia sin una contrapartida en el área de la planificación». «Los servicios públicos representan la base de sustentación de la ingeniería, pues solamente creamos masa crítica para el ejercicio de la profesión con la construcción de caminos, vías férreas y otras obras de infraestructura, un sector donde los gobiernos no han invertido lo suficiente en los últimos veinticinco años», dice .

Fagundes, experto en saneamiento básico, destaca el papel social de la ingeniería, que hace viable los emprendimientos que estimulan el crecimiento económico, la distribución de riquezas y la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos. Todo esto, indiscutiblemente, fundado en planificaciones y proyectos de calidad. «Nuestro problema es la gran cantidad de reglamentaciones en cuestiones exclusivamente técnicas, además de la falta de sintonía entre los poderes del Estado, lo que supone una injerencia de uno de ellos en los asuntos inherentes al ámbito de otros poderes.»

M&T - ¿Cuál es la actual fase de la ingeniería en Brasil en lo atinente al ejercicio de la profesión?

Aluizio de Barros Fagundes - Vivimos un momento promisorio, pero la ingeniería brasileña todavía siente los reflejos de casi tres décadas de estancamiento. Como toda profesión de nivel superior, es la primera en sentir las situaciones de crisis y la primera en mostrar las señales de reactivación. En los últimos años, la escasez de inversiones en infraestructura ha desprestigiado mucho la profesión, lo que ha desestimulado el ingreso de nuevos talentos y ahora compromete el proyecto de crecimiento del país.

Para dar una idea, de la Escuela Politécnica de Ingeniería de la Universidad de São Paulo (POLI-USP) se han graduado, en la última década, aproximadamente 150 ingenieros civiles, lo que representa un promedio de tan solo 15 nuevos profesionales por año. En la Escuela de Ingeniería de São Carlos (UFSCAR), estado de São Paulo, el promedio en la última década ha sido de 25 ingenieros civiles graduados por año, lo que muestra el grado de desinterés de los jóvenes por la profesión de ingeniero durante este período.

M&T - Eso provoca una pérdida de memoria técnica a medida que los profesionales más antiguos se retiran de la actividad profesional, ¿verdad?

Fagundes - Exactamente. Hay un aspecto en esta situación que puedo ejemplificar muy bien con mi experiencia. Yo, por ejemplo, podría empezar a disminuir mi ritmo de producción después de tantos años de ejercicio de la profesión. Sin embargo, no lo puedo hacer por el simple hecho de que no tengo un sucesor de mis negocios. Muchas empresas brasileñas están enfrentando la misma situación en este momento.

M&T - Pero el interés por las carreras de ingeniería está aumentando, lo que abre un panorama promisorio para el futuro...

Fagundes – Correcto, pero a un ritmo todavía algo lento para las necesidades del país. Mientras en China se gradúan aproximadamente 300 000 ingenieros por año y en Corea unos 80 000, en Brasil se gradúan escasamente 30 000 nuevos ingenieros por año. En este escenario, las empresas se ven obligadas a promover a los jóvenes talentos a cargos de ingeniero sénior antes de su «bautismo de fuego» en las obras, es decir, antes que adquieran una madurez profesional compatible con el cargo. Pero, además de este problema, que considero muy serio, hay otro que es la importación de mano de obra especializada, que llega a Brasil atraída por las oportunidades que ofrece el mercado. No comparto la idea de que el país proteja el mercado en esta área, pero los profesionales brasileños deben prepararse para competir con ingenieros que llegan a Brasil con un alto nivel de formación. Suelo decir que el éxito y la dificultad son hermanos siameses, pues nos permite formar futuros ingenieros de mucho talento.

M&T – ¿Las universidades brasileñas están cumpliendo ese papel? ¿Están formando buenos ingenieros?

Fagundes – En promedio, yo diría que no. La calidad de la enseñanza ha decaído muchos en los últimos años y las deficiencias de la enseñanza primaria y secundaria son el mayor obstáculo para la formación de nuevos profesionales para el sector. Este es el principal problema, responsable de las elevadas tasas de abandono en los cursos de ingeniería. Para dar una idea, ya me encontré con alumnos de ingeniería que no sabían que un litro corresponde a un decímetro cúbico.

M&T – Aún así, algunas empresas constructoras brasileñas defienden la respetabilidad de la ingeniería civil brasileña en el extranjero, al mantenerse competitivas en los proyectos de construcción de presas, centrales hidroeléctricas, carreteras y otras obras de infraestructura.

Fagundes - Efectivamente, algunas empresas de construcción han sabido prepararse para el proceso de globalización y han mantenido la tradición brasileña de contar con una ingeniería pesada de buena calidad. Estas empresas son competitivas tanto en el mercado interno como internacional, pero afrontan otros problemas.

M&T - ¿Cuáles?

Fagundes – En el ámbito interno, yo diría que la Ley 8666 es uno de ellos. A pesar de moralizar las licitaciones públicas, limita el desarrollo de la ingeniería de avanzada al regularizar las adquisiciones del Estado por el menor precio. De este modo, se establece el mismo criterio tanto para comprar papel como para contratar la obra de una gran central hidroeléctrica.

M&T - ¿Una legislación de este tipo no es necesaria en una democracia, donde la sociedad supervisa o fiscaliza las acciones del Estado?

Fagundes - Sí, pero en Brasil hay un exceso de legislación, de reglamentación en cuestiones exclusivamente técnicas. Además de los tres poderes que caracterizan a una democracia – Ejecutivo, Legislativo y Judicial– contamos con instituciones que han asumido la función de poderes de Estado: el Ministerio Público, los Tribunales de Cuentas Públicas y las entidades de defensa medioambiental. Por esta razón, necesitamos urgentemente una reforma, no solo en el ámbito tributario, fiscal y educativo, sino también en el tejido político.

M&T – Por favor, explique mejor, ya que Ud. citó instituciones vitales para el ejercicio de la democracia.

Fagundes - No estoy haciendo una apología contra esas instituciones, sino apenas constatando el exceso de injerencia de un poder sobre el otro. En el caso del Ministerio Público, por ejemplo, los jóvenes juristas entienden mucho de leyes pero poco de proyectos, de planificación y de buena ingeniería. Los Tribunales de Cuentas Públicas, por su lado, que son el brazo del poder Legislativo en la fiscalización del Ejecutivo, algunas veces se exceden en sus funciones. Sin un Tribunal de Cuentas dice que algo está mal, debe, por lo menos, indicar lo que es correcto, o sea, cómo tendría que realizarse una determinada obra, respetando, obviamente, los parámetros de proyecto, planificación y atención a las cuestiones técnicas de la obra.

M&T – También hay que considerar la cuestión medioambiental, en la que Brasil cuenta con una de las legislaciones más avanzadas del mundo, ¿no es verdad?

Fagundes - Es obvio que la defensa del medio ambiente es fundamental para la supervivencia de las generaciones futuras. Pero no se practica ingeniería sin transformar el ambiente, esto es algo inconciliable, pues una obra siempre supone una modificación de sus alrededores. En este caso, es preciso definir si ella es realmente necesaria dado el impacto que provoca en el medio ambiente y, en caso que haya que hacerla, establecer las medidas a fin de minimizar o compensar los impactos. Lo que no se puede hacer es debatir durante cinco años la viabilidad medioambiental de una obra como la de la ronda de circunvalación de São Paulo, cuya construcción demandó tan solo dos años.

M&T - ¿Cuál es la contribución de la ingeniería para el país en esta etapa de crecimiento acelerado?

Fagundes – El ingeniero tiene una formación muy sólida, basada en el razonamiento lógico y en una visión amplia de los problemas, lo que permite que este profesional actúe en diversos frentes además de su propia actividad, como planificación, gestión y otros. Por tanto, tiene un papel fundamental para el desarrollo de la tecnología y el progreso del país. Por ese motivo, como institución que representa a los profesionales, nos empeñamos en contribuir constantemente con los gobiernos al presentar propuestas orientadas al ejercicio de la buena ingeniería y al crecimiento económico brasileño.

M&T - ¿Los gobiernos han sido receptivos a esas contribuciones?

Fagundes - Sí. Suelo decir que, en las últimas dos décadas y media, la sociedad brasileña ha rescatado la democracia sin la consiguiente contrapartida en lo que se refiere a la planificación. En esta área, la ingeniería puede aportar una gran contribución a nuestro crecimiento económico y a la mejora de las condiciones sociales. Para un país con tantas reglamentaciones, es oportuno subrayar que nuestro Código Civil cuenta con apenas dos artículos que tratan de la responsabilidad en una obra de ingeniería y ninguno de ellos trata de la responsabilidad del proyecto o de la planificación. Es necesario cambiar esto, pues no se ejercita la ingeniería sin un proyecto y una planificación.

FUENTE:

Instituto de Ingeniería de Brasil: www.ie.org.br