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Ingeniería de la confiabilidad

En base la cálculos estadísticos, sistemas especializados están ayudando compañías de los más diversos segmentos la volvieren las operaciones más eficientes – e rentables

Como se sabe, la ganancia cesante es la mayor pesadilla de gestores de empresas de cualesquier portes o sectores de la actividad económica. En otras palabras, a nadie le gusta malgastar el dinero. Y descuidar de la manutención de los activos físicos es seguir un camino cierto para la quiebra.

Con esta preocupación en sus talones, muchas empresas están buscando administrar mejor sus bienes, en la mayoría de las veces, los principales generadores de renta para el negocio. Para atender a esa demanda creciente por servicios más eficientes (y rentables) que surgieron compañías especializadas en proveer soluciones específicas para la gestión de activos.

Reliasoft es una de ellas, exhibiendo actualmente una cartera con clientes como AES Brasil, Bunge y ALL Logística. Según el director ejecutivo Claudio Spanó, la lógica que rige estos sistemas es simple y directa. “Nuestro trabajo es generar estadísticas de fallas de los equipamientos, incluyendo ‘cuándo’, ‘cómo’ y ‘en qué puntos’ fallarán, de modo a anticipar el problema”, explica. “Eso es lo que denominados ingeniería de la confiabilidad: evitando la falla, el activo gana en vida útil y disponibilidad.”

Una máquina o equipamiento sólo genera ganancia estando en plena operación, eso también es sabido. Sin embargo, hasta la invención de sistemas automatizados para la planificación de manutenciones preventivas, paradas técnicas y similares, la realidad todavía era fundamentada en el “feeling” del gestor, en la creencia de que “siempre se procedió de esa forma, ¿por qué cambiar?”.

Pero cambió. Con la creciente profesionalización del mercado, mayor competencia u rentabilidad escasa, la margen de error tuvo de ser drásticamente reducida.

En ese raciocinio, Spanó cita un ejemplo emblemático. “Debido a paradas técnicas mal programadas, el mayor activo de una empresa ofrecía un perjuicio anual de 1 millón de dólares”, cuenta. “Cambiamos eso sólo disminuyendo los intervalos de manutención.”

PLANIFICACIÓN

En realidad, ya son innúmeros los casos de reducción de gastos a partir de la puesta en marcha de sistemas de gestión. Conforme explica Alexandre Siqueira, director comercial de Astrein, la primera medida es levantar los activos de la empresa, evaluar sus actividades e la estructura como un todo. “En base a estas informaciones, describimos un histórico de fallas, del intervalo entre dos consecutivas, de las piezas necesarias para sanarlas, de entre muchos otros elementos, para que sólo después elaboremos el sistema ideal para aquel cliente.”

El hecho es que para que se alcance el estado del arte en la administración de los activos todo entra en el cálculo, una vez que cada empresa posee particularidades y “vicios”. Spanó, de ReliaSoft, añade otro punto. “Además de las ganancias específicas en cada operación, la implantación de la ingeniería de la confiabilidad de forma sistemática en el ambiente corporativo también resulta en otras ventajas financieras.”

En su opinión, esas ventajas provienen de una planificación consistente de las manutenciones, que puede llevar a la disminución de hasta el 75% en su variación y alrededor del 30% con relación a gastos con existencias y piezas de repuestos. Además, con un riesgo operante minimizado, algunos clientes afirman que han obtenido un corte del orden del 20% en el valor del premio del seguro. “Más que un sistema de gestión eficiente, la ingeniería de la confiabilidad es una herramienta estratégica para las empresas”, resume Spanó.

A partir de análisis de Astrein, Siqueira presenta dígitos similares, con un incremento: la reducción del 40% al 60% en la frecuencia de episodios de manutención correctiva. “Nuestro objetivo es cambiar el estándar de comportamiento de las empresas, en el cual sólo se recuerda de la manutención cuando se tiene un problema, arraigando una cultura de planificación”, afirma.

Con una propuesta un poco distinta, ValeCard diseño un sistema integrado, en base a la experiencia del grupo con activos muebles, en particular flotas de vehículos leves y pesados. La idea, de acuerdo con Marcelo Simidamore, gerente de innovación del emprendimiento, “es englobar todos los activos de la empresa, desde una bici hasta una máquina de última generación”.

Eso porque, de acuerdo con el especialista, la métrica es igual para todos los equipamientos, independientemente del porte. “El módulo integrado es el secreto del negocio. La base común es el horómetro, el cual determina la vida útil del activo”, explica. “Si se cumplen con las manutenciones preventivas rigurosamente, según las determinaciones de cada fabricante, y el equipamiento destinado correctamente a la operación, es posible ampliar la productividad en algo entre el 30% y el 35%.”

En base a las mejores prácticas alcanzadas por la propia ValeCard, Simidamore comparte el principio de cambio de cultura presentado por Siqueira, de Astrein. “Principalmente en este momento de instabilidad económica que Brasil vive, las empresas están buscando resultados acurados, e eso implica cambiar modelos, estándares”, evalúa. “Este es el mejor momento para alterar el curso de la crisis hacia el éxito por medio de una gestión más asertiva.”